Charles Darwin
LA ESTADIA DE CHARLES DARWIN EN URUGUAY. El famoso científico realizó un segundo viaje a bordo del bergatín “Beagle”, desde el puerto inglés de Plymouth desde el que zarparon el 27 de diciembre de 1831 hasta la finalización de su odiesea cinco años más tarde, arribando al puerto de Falmouth el 2 de octubre de 1836.
Es importante para nosotros este viaje porque en su transcurso, Darwin mantuvo su presencia en el territorio uruguayo por casi seis meses, desde julio de 1832. Había bajado en Bahía Blanca y desde allí, a caballo acompañado por gauchos o indígenas, hizo un gran viaje hasta Santa Fe y después vino a Uruguay.
Durante el viaje, realizó muchas anotaciones y registros, sobre todo con observaciones de la flora,fauna y la geología, sin descuidar los comentarios sobre la gente que encontraba y algunas de sus costumbres.
Los diarios de viaje así como las muestras que iba recogiendo, se enviaban a Plymouth en forma regular con embarcaciones que regresaban a Inglaterra y allá colegas de Darwin fueron estudiando este material durante los años posteriores.
Quizá el lugar más comentado de la visita de Darwin al país sea su estadía en Punta Gorda, en la desembocadura del río Uruguay, aunque también recorrió a caballo otros sitios como partes del departamento de Soriano, el río Negro y su desembocadura en el río Uruguay, Carmelo, Colonia del Sacramento, Montevideo y Maldonado. Mirando la bitácora de Darwin, vemos espectraculares opiniones y relatos. Sentado en un promontorio que hoy parece bajar hacia el río como una escalera, Charles Darwin escribió: “En Punta Gorda, el río Uruguay presentó un ancho espejo de agua, su apariencia es superior a la del Paraná, en especial por la claridad y la rapidez de la corriente; en la costa opuesta existen varias ramas, que entran en el Paraná. Cuando el sol brilla, los dos colores del agua pueden verse muy distintos. Los montes son tan extensos y cerrados que nadie puede entrar, ni hombres ni caballos… ”.
No en vano, las escaleras de Darwin guardan no solamente una anécdota del famoso viaje sino un jalón universal de la historia de la ciencia mundial. Allí, la Junta Departamental de Colonia gestionío en 2010 ante la Intendencia la colocación de una placa de bronce, en oportunidad del bicentenario del nacimiento de Darwin y los 150 años de la publicación de su famosa obra “La evolución de las especies.”
Darwin escribió sobre los comentarios de los lugareños, quienes le dijeron que “los hornos de cal fueron para este país una extraordinariamente vieja explotación industrial, sobre todo en Rosario que se construyó hace 108 años ”… Era el año 1833, cuando recién se comenzaba con la mensura para delimitar las tierras ocupadas por la Villa del Carmelo Darwin pasó la noche en el pueblo.
Las imágenes del campo de Colonia son de evidente hermosura, sobre todo cuando describía al gaucho y a los indígenas que por allí andaban: “Un hombre montado desnudo sobre un caballo es un espectáculo impresionante, no se podría decir cual es cual; a medida que los peones se acercan al galope me recordó a las estatuas de mármol de Elgin. ..”
En estos campos uruguayos, el famoso científico y viajero encontró restos de mamíferos del cuaternario, como Mylodon,Toxodon y Gliptodon. Además, el naturalista recogió 16 huevos de aves durante su viaje entre 1831 y 1836, colección que se consideraba perdida. Sin embargo, hace póco tiempo se encontró en una colección en el Museo de Zoología de Cambridge un huevo de perdiz recogido en Maldonado. Según fuentes de la universidad, es el único huevo que se conserva de los que recogió Darwin en Uruguay durante sus viajes en el Beagle, el barco cartográfico con el que dio la vuelta al mundo y fue recogiendo muestras que le ayudaron más tarde a enunciar su teoría de la evolución.
El propio Darwin puso su nombre en el huevo y dejó anotado que el ave tenía un «chirrido estridente al volar» y que su carne era «muy delicado blanco» cuando se cocinaba.
Fuente especial para T.M.Reservas de Rene Boretto Ovalle